Cómo diseñar un empaque ganador
Te damos las claves para crear un empaque atractivo que cautive los sentidos de tus clientes en su experiencia de compra.
Te damos las claves para crear un empaque atractivo que cautive los sentidos de tus clientes en su experiencia de compra.
El empaque es una herramienta estratégica de ventas, además de una garantía de seguridad. El contenedor del producto da rostro, cuerpo y personalidad a lo que vendes y materializa tu marca, equiparando en relevancia la calidad estética a la funcionalidad del recipiente. Por lo tanto, una caja, bolsa o envase debe verse bien e inducir a la compra, pues nunca tendrás otra oportunidad para acaparar el impulso que cuando el cliente se encuentra frente a tu producto.
Para lograrlo, hay que comprender cómo integrar contenidos con una composición impecable. Después, ver al empaque como un elemento plástico que encara al mercado de manera práctica. “Primero van las necesidades del producto y después las necesidades de comunicación del cliente”, sentencia Francisco Pérez, director creativo del estudio de diseño gráfico Cliché de Menta.
El tema de los costos parece una limitante para el pequeño y mediano empresario, quien por lo común no está dispuesto a invertir en una producción especial. Pero ojo: si el diseñador gráfico propone, el industrial es quien dispone. Por eso, la forma de embonar la propuesta gráfica con su fabricación la determina un creativo en el área de manufactura.
Los costos siempre pueden solucionarse, según Constantino Landa Silva, doctor en diseño industrial especializado en ergonomía por parte de la Universidad de Londres y actual profesor de la licenciatura en Diseño Industrial del Instituto Tecnológico de Monterrey. “Si dentro de los objetivos de la empresa se encuentra tener un producto competitivo y diferenciado, entonces se puede ajustar el diseño para que vaya con estas metas conforme al presupuesto del empresario”, dice. El reto recae en conjugar esta cualidad única con la efectividad comercial.
De acuerdo con Gabriel Martínez Meave, director general y fundador de Estudio Kimera, un diseño memorable debe ser original. “Mi sugerencia es hacer una marca desde cero, pues si es original te permite una distinción a toda prueba”, dice el experto, quien ha trabajado en diseño de empaques para marcas como San Marcos, Warner Music, Cuauhtémoc Moctezuma, Bacardí y Nestlé.
Algo que los mercadólogos no entienden al condicionar la propuesta del diseñador es que las prácticas de consumo han cambiado. “Un empaque no puede obviar el contexto en el que se introduce, ya que su circunstancia histórica y social permite que se determine la mejor forma de ‘visualizarlo’ como algo que sí se puede vender”, explica Marino Pérez, director de arte de Cliché de Menta.
Esto significa que un buen estudio de mercado sólo sirve de respaldo para la creación de un diseño, pero no debe ser determinante en la toma de decisiones. Martínez Meave cree, por ejemplo, que hay un vicio de los mercadólogos, que generalizan categorías mentales y respuestas al color “porque no entienden que los colores no son singulares y vienen acompañados de tonalidades que modifican el impacto”.
Algunas circunstancias suelen olvidarse en los estudios de mercadotecnia, tales como que diferenciar consumidores ya no responde a clasificaciones tradicionales. Hay estándares sociales de contextualización que se ejecutan en el empaque para poder identificar al producto. Al respecto, Francisco Pérez opina que “los nichos (con características culturales específicas), más que los niveles socioeconómicos, son los que determinan la identificación de los beneficios del producto”.
Esto orilla a los pequeños y medianos empresarios a caer en la tentación de copiar. Martínez Meave argumenta: “he visto una tendencia a usar tópicos en vez de innovar. No es una buena solución porque afecta a la experiencia de consumo y a la imagen de la marca”. Por ello, procura prestar más atención a los consejos de los expertos en estética que a los estudios que tienen como prueba de mercado a firmas ya colocadas por diversos factores. Conclusión: lo convencional puede ser tu peor enemigo.
Para mantener a sus tropas alimentadas durante la guerra entre Francia y Rusia (1810-1815), Napoleón I ofreció un premio para quien creara un método de conservación de alimentos. El ganador fue Nicolás Appert, quien diseñó botellas de vidrio tapadas con corcho sujeto con alambre y sellado con cera, sometidas después al calor. Así nació la industria del envasado en 1810.
El envase es un contenedor que conserva en buen estado cuanto hay en su interior. Por eso deben preverse las siguientes propiedades: barrera, hermeticidad, óptica, mecánica y si es térmica. Ahora los materiales dependen del nivel de seguridad que se requiera y de las necesidades ambientales.
El material más común en este modelo de empaque es el cartón y la forma más popular el cubo. Lo primero que tienes que hacer, es decidir dónde concentrarás la creatividad de tu empaque: en el diseño gráfico o en la composición volumétrica de la caja de cartón.
“La caja de cartón es un empaque tan normal que aquí el diseño gráfico lo es todo”, señala Martínez Meave. Incluso, la calidad del material no es tan relevante como la ejecución del diseño para aprovechar sus virtudes y efectividad visual.
El director de Estudio Kimera considera que lo mejor es que tu marca apele a los más altos estándares y a verse como los productos premium. Así que apuesta por objetos que produzcan una respuesta emocional de empatía al lucir dentro del aparador o el anaquel, incitando a poseer el objeto incluso antes de comprender de qué se trata el producto.
“Una caja memorable es la de Tequila Cuervo, producto premium que cada año cambia la caja de madera”, ejemplifica Martínez Meave. En este caso, el cliente compra la caja porque es excelente, dándole presencia en su casa, oficina, etc. Además la periodicidad, que es una estrategia de mercadotecnia focalizada en el empaque, crea un ecosistema de consumo que depende del diseño.
“Las ventanas o suajes para mostrar el producto son indispensables cuando éste es un objeto agradable o amigable a la vista, como un juguete o café en grano”, explica Francisco Pérez. Sin embargo, en algunas ocasiones conviene ser más tradicional o manejar estándares preestablecidos por la legislación y la cultura social, como las cajas de los medicamentos o los diseños e ilustraciones de empaques para té.
Logo. Puesto que el logo será la tarjeta de presentación de tu negocio, el primer “rostro” que ve el público y el que te identificará dentro y fuera de tus instalaciones, tienes que dedicarle tiempo y esfuerzo suficiente para encontrar las características que proyecten tu marca a través de él. Para ello, debes escoger un tipo de logo, evaluar la imagen de la competencia, los colores, las aplicaciones que harás del logo en diversos espacios, etc.
Tipografía. Un tipo de letra debe representar las cualidades de la marca. Sus posibilidades van desde un simple juego cromático hasta una distorsión o creación exclusiva de una fuente que se relaciona únicamente con tu marca. Esto permite una fácil identificación por parte de los usuarios.
Product shot o ilustración. La imagen que se desempeña como prueba de la calidad de un producto necesita ser consistente con la experiencia que vende al consumidor. El estudio previo del tipo de emociones e incitaciones intelectuales que pretende proyectar el producto deben verse correspondidas por la fotografía o las ilustraciones que acompañan a la composición de tu empaque.
Combinación de colores. La paleta de colores se convierte en un catálogo de estados de ánimo que facilitarán la venta de una marca. Y aunque la combinación de colores puede ser interminable, lo mejor es no utilizar más de tres al construir una identidad visual de tu marca, ya que así es más fácil recordar las características visuales de tu negocio. En los empaques es un tema delicado, pues la persona que los diseñe debe saber mucho de tintas, métodos de impresión y otros detalles de la ejecución en fábrica.